sábado, 26 de julio de 2008

viernes, 18 de julio de 2008

¿A vos te asombra?


Según La Real Academia Española, podemos definir asombro como: “Gran admiración” y admiración como: “Ver, contemplar o considerar con estima o agrado especial a alguien o algo que llama la atención por cualidades juzgadas como extraordinarias o inesperadas”. Con estas dos definiciones, según La Real Academia Española, podemos darnos cuenta que una conlleva a la otra. Sin embargo cada persona ha adquirido su propia definición de “asombro y admiración”, ¿Por qué? Porque es una experiencia personal, intima por lo tanto una definición única en mi persona. Ante esa conclusión quise primeramente comprobarla, entre un pequeño rango de seis personas, por medio de una pequeña encuesta. Estas serían las preguntas: ¿Qué es asombro? ¿Dónde encontrar asombro? ¿Por qué se ha perdido la capacidad de poder asombrarnos? ¿Te asombra el dato de que millones de personas fueron secuestrados, torturados y secuestrados durante las recientes dictaduras militares en Latinoamérica, Por qué? De lo anterior pude organizar dos tipos de posturas, ambas fueron importantes para seguir cuestionándome…

¿Qué le ha pasado al asombro?, o más bien, ¿Qué le ha pasado al ser humano ante el asombro, la admiración y la contemplación?.
Y es que el tiempo transcurre, los días pasan, el sol con sus mágicos brazos iluminan cada amanecer y la luna con su misterio marca el final de cada día, ¿Y qué pasa? Nunca nos tomamos el tiempo para levantar la vista, de asombrarnos de las maravillas de la creación. Esto me recuerda a este fragmento, del famoso libro de Paulo Coelho, El Alquimista, “El mundo era grande e inagotable, y si él dejara que las ovejas lo guiaran apenas un poquito, iba a terminar descubriendo más cosas interesantes. El problema es que ellas no se dan cuenta de que están haciendo caminos nuevos cada día. No perciben que los pastos cambiaron, que las estaciones son diferentes, porque sólo están preocupadas por el agua y la comida. Quizá suceda lo mismo con todos nosotros… porque a veces las cosas cambian en la vida, en el espacio de un simple grito, antes de que las personas puedan asombrarse de ellas…”

Si esa falta de asombro sucede en el presente, hablar de pasado seria un tanto absurdo. Pero realmente el hecho de que en Latinoamérica, millones de personas sufrieron desapariciones forzadas durante treinta años, merece ganarse nuestro asombro. Ante ese hecho también puedo decir que el asombro no lo podemos encontrar solo en los paisajes o en la maravillas de la creación, sino también en lo horrible, en la maldad del ser humano, en todo lo que nos rodea. Me detendré un instante en esta idea. Y es que considero que existen dos maneras de actitud ante el asombro, o más bien las dos más comunes. 1. El asombro que va más allá de los racional y sensorial, creándonos una experiencia de placer. 2. El asombro que también va más allá de lo racional y sensorial pero que sin embargo no nos causa placer sino un estado de indignación, miedo o terror. Eso me lleva a la idea que nuestra reacción puede variar según sea el motivo de nuestro asombro, sin embargo esta seria una de las ultimas etapas de desarrollo del asombro, que inicia con los sentidos (abren paso a la admiración y contemplación); posteriormente entramos a un estado de subconsciencia (etapa donde surge la incomprensión o inexplicación ante lo extraordinario) y finalmente la razón (estado que nos causa reflexión y que al mismo tiempo nos produce algún tipo de reacción o actitud).

Fui a visitar la exposición “Los desaparecidos” a Antigua Guatemala, muestra que ha recorrido varios países, donde se manifiesta y hace reclamar la memoria de los desaparecidos durante los regímenes autoritarios que gobernaron en países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Venezuela, Guatemala y Uruguay, reúne la obra de 25 artistas latinoamericanos que reflejan estas desapariciones forzadas que se produjeron entre los años 60 y mitad de la década de los 90.

Durante el recorrido podemos encontrar diferentes tipos de manifestación, desde una muestra fotográfica hasta películas, que generan asombro ante tanta injusticia y esto nos lleva a una actitud de impotencia y al mismo tiempo de reflexión sobre la realidad de los desaparecidos, pero también encontramos asombro en la técnica que puso cada artista para alzar un grito de manifestación.

Entre los artistas que encontramos son: Luís Camnitzer, quien hizo 35 grabados la mayoría de ellos respecto a la violencia; Cildo Meireles, quien sacó de circulación Coca Colas vacías y las estampó con las palabras “Yankee go home” y las devolvió a la embotelladora para que las volvieran a llenar y luego estampo la pregunta ¿Quem matou Herzog?; también podemos encontrar a Fernando Traversa quien dedica 350 imágenes de bicicletas que fueron pintadas en diferentes zonas de Argentina donde probablemente desapareció un victima de la resistencia; Marcelo Brodsky es otro artista quien por medio de una serie fotográfica muestra la reunión de todos sus compañeros de colegio, estos son por mencionar algunos artistas sin embargo encontramos una variedad de manifestaciones entres ellas también el de guatemalteco Luís González Palma.

Finalmente contestare la pregunta que un compañero me hizo durante la encuesta, ¿Cómo no perder la capacidad de asombro?

1. Más que llamarla capacidad sería una virtud que todo ser humano posee pero que muchos de nosotros nos hemos olvidado que la poseemos.

2. No existe libro que enseñe ¿Cómo poder asombrarnos?, solamente hay que vivirlo, dejar invadirnos de la magia que esta sensación desprende, dejarnos ser libres ante ella, de ser yo y el asombro. Porque el asombro esta para descubrir, conocer, admirar, contemplar, aprender, manifestar y un sin fin más de verbos, pero sobre todo porque es efímera.

3. Debemos dejar de hecharle la culpa a lo cotidiano, a la monotonía, a la rutina porque al fin de acabo todo evoluciona. Y es que al árbol que puedo ver en mi ventana cada amanecer no es el mismo de ayer ni será el mismo dentro de 10 años y ya no será el mismo porque ha crecido y eso lo hace diferente desde ahí se rompe la idea “lo mismo de siempre”.

4. Mantengamos vivo el misterio

5. Admirémonos primeramente la raíz misma del humano para poder admirar el resto.

jueves, 17 de julio de 2008



El viento volaba como ave en libertad.
Volaba sin alas.
Sin alas vuela la libertad.
Libertad que vuela en el viento.
En el viento donde vuela la ave.
Soy una ave que vuela como el viento.
En el viento de la libertad.
La libertad sin alas.
Soy una ave.
Soy yo.
Yo soy mi viento, que vuela como ave en la libertad de mi ser.