Flotando,
flotar,
dejar
caer el peso que has ido cargando con aquellas creencias que arrastras por
vidas, que decoras pacientemente día con día bajo el mando del miedo, carcomiendo la belleza de tu presencia. Haciendo nacer a la autocritica,
la comparación, el resentimiento, culpa, odio, el pasado mismo.
Hasta que
llega el momento en que cada una de ellas te condenan, bloqueándote,
convirtiéndote hasta llegar a ser el modelo perfecto de sociedad, de manual, de
ideal, de televisión. Entonces entre más encajas más de alejas de ti, entre más
te inflas de una felicidad ficticia y vana, más necesidad de hallar
complementos tienes. Cayendo, siempre, habitualmente, en buscar al chico, a la
chica, al amor de dos, de tres ¿Por qué no?, distorsionado, al meter y sacar de
cama, al macho, a la hembra, a la atracción, a la seducción.
Entonces
es cuando ¡Zaz!....eso, exactamente ESO. Abrazo, abrazándome, que linda, me
amo. No hay complementos afuera, no hay nada por complementar, a nadie,
he sido siempre mi complemento desde el momento en que mis cuerpos fueron
dados, manifestándose bajo el mismo universo, del cual yo soy.
Cuando
las creencias dejen de dividir, para unirnos, para empezar a comprenderlas como
la base de la creación, CREACCIÓN, porque creer es crear. Aquello
que buscas, es aquello que aún no encuentras en ti, así de simple. Aquello que
no te llena, es aquello que no te llena en ti.
Flotar,
hasta soltar
Entonces,
me disfruto bajo el atardecer, moviéndome en el ritmo de fluir, mariposas,
dibujándolas en el poder de crear. Camino en un sentido figurado, bajo las
nubes que me llevan al desierto de sur, tocándome. Porque puedo desnudarme
hasta el alma, dejar que mi mujer sea libre, dejar que la vida dentro de mis
piernas se expresen, saltar, saltar, sin cuerdas, hasta que el grito se coma a
la luna y al regresar un profundo respiro que me haga sentir que puedo flotar, tan
llena de mí, complementada, completa.
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